Una leyenda con rastros marcados
La leyenda de Paititi ha perdurado en la mente de muchos hombres. Ya en el siglo XVII corría como reguero de pólvora la noticia de una ciudad fantástica, misteriosa , y que albergaba grandes tesoros que pertenecieron supuestamente a los incas.
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Pusharo no es la única evidencia de una obra humana en las enmarañadas selvas de Madre de Dios; también se han encontrado numerosas ruinas y hasta caminos parcialmente pavimentados. Las pirámides de Paratoari son una prueba fehaciente de estas obras. En diciembre de 1975, el satélite norteamericano Landsat 2, que formaba parte de un ambicioso proyecto de la NASA, logró unas extrañas fotografías en la misteriosa cadena del Pantiacolla. El enigma se inició cuando el satélite fotografió en esta zona unos "10 puntos" - debido a la altura -, agrupados en pares (2 filas de 5) que sugerían según posteriores análisis, pirámides de cima trunca de proporciones enormes.
Los solemnes roles de los Maestros
Los Estekna-Maneses lograron reunir algunos de los ingeniosos artefactos que pudieron sobrevivir de la destrucción de la Atlántida. Según Alcir, Maestro del Paititi, esas máquinas pueden lograr cosas que hoy en día llamaríamos "milagros". Esta tecnología, bien empleada sería de gran beneficio para la medicina, ya que algunos artefactos eliminan selectivamente las células que están en proceso de degeneración. Asímismo, cuentan con adelantados sistemas de eliminación de toxinas, ya sean éstas por ingesta de alimentos o por radiaciones nocivas.
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En el monasterio interior existen salas especialmente diseñadas para la meditación, donde se lleva a cabo un diálogo con la esencia divina que mora dentro de la apariencia física. La meditación es una de las actividades más sagradas en el Paititi subterráneo. Empero, no todo es meditación en el mundo interior. Cada miembro del retiro tiene una responsabilidad: unos se dedican al cuidado de las galerías; otros a la distribución de víveres; un grupo de sacerdotes vela por los archivos y las máquinas; unos mas, hallan su función en los sistemas de transmisión, entre otras tareas.
La apariencia física
Destellos de los dioses
Sobre la apariencia física de los seres que habitan en la ciudad subterránea de Paititi, no debemos alarmarnos. Su aspecto es humano, aunque en algunos se puede apreciar una fisonomía algo diferente; esto, porque muchos son mestizos entre razas del espacio y de nuestro mundo. Esto originó el gigantismo, que aún consevan un grupo de seres intraterrenos, mas no todos. El aspecto de muchos es tan humano que fácilmente podrían mezclarse con la población de nuestro planeta. Según la medida de tiempo que nosotros empleamos - ellos se rigen por otro "sistema" - el promedio de vida de esta civilización subterránea oscila entre los 900 y 1100 años. Aunque su apariencia pueda revelar lo contrario, estos Maestros logran perpetuarse varias centurias. La vestimenta de los Maestros consta por lo general de largas y bellísimas túnicas. Estas pueden ser blancas, azules o doradas, según la función que cumple el ser que la lleva consigo.
Los vecinos del espacioLa Base Azul de los extraterrestres Sin embargo, la ciudad secreta de Paititi no solo alberga las sorpresas ya mencionadas; muy cerca de ella existen instalaciones de una civilización llamada Base Azul, centro de operaciones de los Guías extraterrestres. La responsabilidad de dicha base recae principalmente en los Guías de Venus, quienes desde hace miles de años vienen trabajando estrechamente con los Maestros de los Retiros Interiores.
La misión de la Base Azul es variada; sabemos que allí se encuentran muchas personas que han sido rescatadas de diversos puntos de la Tierra. No es descabellado pensar que algunas de las famosas expediciones perdidas hayan podido ser evacuadas a esta base. Sabemos bien, que de aquellas instalaciones parten naves espaciales hacia Venus y Ganímedes, llevando consigo muchas personas que fueron rescatadas; esto con el propio consentimiento de la persona, que viaja a aquellos mundos para ser preparada para un posterior retorno.
La Base Azul se dedica también a realizar estudios de la reserva de Manú, procurando con ello conseguir los nuevos beneficios naturales que se pondrán en mano del hombre del futuro. Según nos han informado los Guías de Venus, la Base Azul posee la cura para las distintas enfermedades que actualmente aquejan a la humanidad.
Epílogo
El verdadero tesoro de Paititi
No obstante, el mensaje que hemos traído de expediciones a Paititi, así como las experiencias de contacto que afirmamos mantener, nos habla de modificar el futuro y de neutralizar todo aquello que pudiese ser negativo para nuestra humanidad. La presencia de los Maestros de Paititi, aquella Hermandad Blanca del universo subterráneo, nos recuerda que no estamos solos en el Universo, que tampoco estamos solos en la Tierra. Cuando iniciemos el verdadero contacto, que es con nadie más que con nosotros mismos, finalmente consolidaremos el nexo con el mundo interior de Paititi y con los otros Retiros Interiores del planeta.
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